Un grande del basquet

El ser humano pasa toda su vida buscándose a sí mismo, buscando el significado de su vida, de su propia existencia. Trata de darle sentido a todo aquello que le rodea, y trata de darle respuesta a el sentido de su vida, aquello que le dé significado y le ayude a encontrar un soporte interno a su existencia en este mundo.

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Ese impulso, ese motivo por el que verdaderamente hacemos las cosas es la motivación. Ése acto interno que activa, dirige y mantiene la conducta es la que nos moviliza para lleva a cabo determinadas acciones, para intentar conseguir lo que queremos, para sentirnos realizados como personas y encontrar el significado de nuestra existencia. El ser humano persiste ante los problemas, no se rinde para finalmente, y si todo es propicio, conseguir la meta por la que previamente se ha trabajado.

En la vida debemos tener motivación dentro de nuestro trabajo y en nuestra vida diaria, motivándonos a nosotros mismos o motivando a nuestro equipo, o buscar esa motivación en la realización nuestros hobbies, nuestros sueños, nuestros objetivos, para lograr altos beneficios. No es menos en el deporte profesional, pues nadie consigue ser el mejor sólo por su talento natural.

El verdadero partido no se juega con el oponente sino que se juega con uno mismo. La auto superaciónes la clave de éxito. En el alto rendimiento y en la vida la única competencia se tiene consigo mismo. La satisfacción plena viene con el cambio interno que conduce al deportista y a la persona a ser mejor con él mismo.

La confianza en sí mismo contrataca al miedo y la soberbia, encubre todas las carencias de la desconfianza en aras de la humildad. Estas facetas hacen que un deportista o una persona en su vida soporte mejor la presión, pero en el alto rendimiento la presión no surge nunca del adversario sino del instinto de superación de uno mismo. El jugador de excelencia juega de la misma manera con todos los contrincantes porque el ritmo lo maneja en función a su presión interna.